Quinta entrega de los primeros 10 microrrelatos que el jurado ha elegido en la primera semana de participación en el concurso de “40 años 40 historias”:

EL BÚHO DE LA PRINCESA

Mientras me acomodo en el asiento del N15, todavía siento el sabor a cerveza dulce de sus labios. Me da la impresión que una parte de su esencia sube conmigo. No puedo dejar de sonreír. Sus palabras “déjale y vente conmigo” vienen a mi mente mientras observo la cara de cansancio de algunos. Le digo adiós, tocando el cristal helado, con mi mano. Veo que está encogido, con sus vaqueros colgantes y los ojos dormidos, esperando a que llegue su búho para irse. Tras de sí, el edificio de correos iluminado, como si me hubiera acompañado hasta palacio. Por la ventana Madrid: solitario, húmedo y casi a punto de despertar, anunciándome a su manera, que mi letargo debe terminar. Salto todos los precipicios y pulso el botón de parada. Me bajo antes de llegar a ningún sitio y decido no darme cuenta que ya es de día. Vuelvo corriendo a “Cibeles” para buscarle y le grito en cuanto le veo, que quiero seguir siendo esa princesa que veo en sus ojos de sueño.

DESTELLO AZUL

Ruido de motor al final de la calle, un destello azul brilla entre los coches, se va acercando, se aproxima a la marquesina, ya está aquí. El búho ha venido a mi encuentro. Abre sus puertas, gente sube y baja, gente viene y va. Asciendo. Un saludo. Una sonrisa. Un corazón. Me siento, observo y escucho conversaciones. Grupos de chicos que van de juerga, personas que vienen de trabajar, dos amantes que se besan, un sinfín de historias que no logro descifrar…. ¿Es posible que haya tanta vida en tan sólo 12 metros? Intento hacer el cálculo, no puedo imaginar todas las historias que habrán transcurrido en 40 años. Infinitas. Sigo absorto en mis pensamientos, volvemos a parar. Sube una pareja de inspectores. Van pidiendo los billetes. Me toca, les muestro mi abono transportes, lo verifican y me desean que pase buena noche. Retorno a mis reflexiones. Llego a mi destino. Las puertas se abren. Desciendo. Lo veo alejarse. Sé que pronto nos reencontraremos.

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