El 15 de diciembre de 2003 iniciaba su actividad la entonces nueva sede central de EMT entre las calles de Cerro de la Plata y Pedro Bosch. Reemplazaba a la antigua y emblemática sede de oficinas, inaugurada el 26 de septiembre de 1951 y ubicada en los números 24-26 de la calle Alcántara.

El reto de estas nuevas instalaciones en su construcción, con una superficie de 3.305 metros cuadrados, era encajar con el viaducto de la calle Pedro Bosch y con la existencia del ferrocarril cercano, a la vez que se creaba un entorno positivo para el trabajo.

El concurso fue lanzado por EMT en marzo de 2001, saliendo como adjudicatario y artífice de este proyecto el Estudio Cano-Lasso Arquitectos. Se buscaba un concepto de edificio inteligente, valorando el empleo de materiales reciclables para conseguir un edificio bioclimático, que fuese capaz de optimizar el consumo energético mediante el aprovechamiento al máximo de la luz natural y de recursos energéticos ‘limpios’.

Las instalaciones quedan segregadas en dos edificios independientes conectados por una galería. El principal se planteó como un gran prisma de acero y vidrio en continua transformación según la dirección e intensidad de la luz natural y de la posición del observador. El otro, el edificio anexo para servicios auxiliares, serviría al mismo tiempo como pantalla frente a la contaminación acústica y ambiental que producía la circulación rápida sobre el puente de Pedro Boch.

La particularidad de este complejo es que las dos construcciones quedan elevadas sobre el plano del suelo. Sus cuatro plantas de oficinas cuelgan de dos vigas metálicas dispuestas en direcciones paralelas a las dos fachadas principales y van apoyadas simplemente sobre núcleos de hormigón.

Estas características especiales del edificio de nuestra sede central le han valido varios premios y reconocimientos arquitectónicos: Premio de Arquitectura, Urbanismo y Obras Públicas 2004 del Ayuntamiento de Madrid (2005); finalista del I Premio Enor (2005); seleccionado en la VIII Bienal de Arquitectura Española; segundo puesto en los Premios ATEG de la Asociación Técnica Española de Galvanización (2004); seleccionado en la IX Bienal de Arquitectura de Venecia 2004, y finalista en el Premio FAD 2005.