La cochera de Buenavista fue inaugurada en el año 1955 y clausurada en 2006 cuando se abrió la actual cochera de Carabanchel. En Buenavista se realizó el mantenimiento y deposito de tranvías y autobuses durante 50 años.

Bajo la zona de repostado de la cochera se instalaron tanques de gasóleo y aceite; además, tras esta zona se encontraban los pozos del lavadero automático de autobuses; la filtración de las aguas de estos pozos pudo originar una posible contaminación de la zona del repostado. En la zona Este se instaló un depósito subterráneo de aceite usado que también pudo contribuir a la contaminación de los suelos. Además, hay que tener en cuenta que en la pista pernoctaban autobuses que podían tener pérdidas de gasoil o aceite.

Con el fin de determinar la contaminación generada por estas actividades, en 2005 y 2007 se realizaron diferentes análisis de los suelos. Además, en junio de 2010, antes de la primera descontaminación, se realizó un Estudio Complementario de la Calidad del Suelo.

La primera fase de descontaminación se ha realizado en la zona de surtidores, en la que había enterrados nueve tanques de gasóleo y uno de aceite cuyo deterioro originó que los hidrocarburos contaminaran el suelo de la zona. En la pista de aparcamiento se ha detectado una afección generalizada en el área destinada al estacionamiento de autobuses, principalmente en las canaletas que recogían y conducían las aguas pluviales.

Tras llevar a cabo la descontaminación de la primera fase, la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid ha procedido al cambio de resolución para añadir las nuevas zonas contaminadas en el área de repostado y en la pista de aparcamiento.

En cuanto a las técnicas de descontaminación utilizadas, en la primera fase se ha empleado la Desorción Térmica.

Para llevar a cabo la segunda fase, en la que hay que descontaminar un mayor volumen de terreno pero con menor concentración, se ha acordado, junto a la Comunidad de Madrid, usar el tratamiento de Biopilas.

El tratamiento por Biopilas consiste en que la descontaminación se produce de una manera natural, mediante microorganismos que degradan el hidrocarburo, de acuerdo a unas adecuadas condiciones de humedad y temperatura que se van controlando a lo largo de todo el proceso. Este sistema apenas produce ruidos y su impacto atmosférico es bajo.

Esta descontaminación se realizará en tres fases con una duración de algo menos de un año por fase. Los trabajos comenzaron el pasado mes de abril.