Un billete, por favor (II)
La introducción del abono transportes por el Consorcio en 1987, con su billete magnético y una creciente aceptación, y, sobre todo, la entrada en funcionamiento en 1998 del “metrobús”, el billete magnético de 10 viajes válido para Metro y EMT, provocarían la desaparición paulatina del aclamado bonobús, rey absoluto desde 1979.
Ante el creciente uso de los billetes magnéticos, se instaló en nuestra flota un nuevo sistema de expedición y cancelación de títulos que supuso toda una revolución, tanto por sencillez como por la cantidad de información que podía aportar. Estaba constituido por un pupitre expendedor de billetes, una canceladora electromagnética conectada al pupitre y una baliza de transmisión de información entre el puesto de datos de cada depósito y el vehículo.
El reinado del billete magnético comenzó su fin a partir de 2012 con la llegada de la tecnología sin contacto. Primero, de nuevo, en el abono transportes, luego con la “Multi” en 2017 y alcanzó su máximo nivel con la posibilidad de pagar con tarjeta bancaría en toda nuestra red de líneas hace un par de años.
Actualmente, con la posibilidad de pagos a través de lectura de códigos QR, de app en móviles como #MadridMobility360 o revoluciones tecnológicas en prueba como el pago biométrico, se sigue evolucionando buscando siempre una mejora en la experiencia de los usuarios, haciendo del transporte público un medio aún más atractivo de cara a los ciudadanos.
EMT, progreso y transporte para Madrid.
Durante mi viaje a Madrid recientemente, fue muy útil y rápido.
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