Los tipos de billete en el transporte urbano, y en el bus en concreto, han ido evolucionando siempre hacia una mayor simplificación y comodidad para el usuario.

En los tranvías, la emisión y el cobro del billete se establecía dependiendo del tramo elegido por el usuario, lo que obligaba a llevar un dispensador con numerosos tacos de billetes y moneda fraccionaria para dar cambio.

Con la implantación del autobús, la figura del cobrador se consolidó y pasó a ocupar un puesto fijo de control, a diferencia del tranvía, en la puerta trasera del vehículo, por la que se accedía. Las máquinas TIM, conocidas como churreras, ofrecían cuatro tipos de billetes distintos: ordinario, ida y vuelta, festivo-nocturno y combinado. El billete de ida y vuelta fue conocido como “billete del trabajo” y solo se podía comprar hasta las 9:00 de la mañana.

En 1979 llegó el bonobús 10 viajes de EMT. Su implantación, además de modificar el acceso al bus pasando a ser por la puerta delantera, agilizó la entrada de usuarios gracias a las nuevas máquinas canceladoras instaladas al lado del conductor. Sin embargo, su llegada y uso provocó la desaparición de la figura del cobrador, haciendo que el conductor pasara a ser “agente único”.

El bonobús, cuyo precio era de 105 pesetas, se adquiría en las casetas de EMT, en Caja de Madrid y en el Banco Español de Crédito. Si era adquirido en el propio autobús salía un poco más caro, 120 pesetas.

(continuará)

EMT, uniendo Madrid.