Cuando todo funciona bien en la ciudad y no hay incidencias, los autobuses de la EMT cumplen su horario y su intervalo de paso programado. Pero, ¿qué ocurre cuando no es así? Imaginad, por ejemplo, una incidencia ‘menor’ pero, desgraciadamente, muy habitual: un vehículo mal estacionado impide el paso de un autobús y le mantiene retenido durante unos minutos..

Lo primero que hace el conductor es informar al SAE (Centro de Control) de lo que está ocurriendo e indicar que está parado en ruta por un vehículo mal estacionado. Inmediatamente, el SAE informa al conductor del autobús que va detrás para que, en caso necesario, se desvíe por una ruta alternativa. Después se activan todos los protocolos que están programados: se avisa a Policía Municipal, se envía una unidad móvil de EMT Madrid… Ahora solo queda esperar a que el conductor retire el vehículo mal estacionado o, en su defecto, lo haga el Servicio de Ayuda a la Movilidad de EMT.

El tiempo pasa. Mientras se soluciona la incidencia y se regulariza el servicio de la línea afectada, el intervalo de paso en las siguientes paradas se va a incrementar unos cuantos minutos. El trabajo de los inspectores de nuestro Centro de Control consiste, entonces, en adoptar las medidas oportunas para minimizar esa anomalía en el servicio cuanto antes. Por ejemplo, podrá adelantar a alguno de los autobuses que van detrás o modificar puntualmente los intervalos de paso en el resto de la línea.

Como hemos comentado antes, esto es lo que se produce frente a una incidencia “menor”, y os hemos mostrado una posible solución. En realidad hay muchas soluciones, dependiendo del momento y de las circunstancias. El inspector del SAE elegirá siempre la que repercuta menos en el servicio y afecte al menor número de usuarios.