Finalistas de nuestro concurso ‘Ancha es Madrid a golpe de pedal’
Para EMT resulta siempre un orgullo la excepcional respuesta del público a las convocatorias de nuestros concursos. Para el que nos ocupa este año, ‘Ancha es Madrid a golpe de pedal’, hemos recibido más de 100 microrrelatos y 40 publicaciones de Instagram en el caso de las fotografías.
Con la fecha de la decisión final cercana, antes del 15 de marzo, nuestro jurado ya va perfilando quienes se llevarán esos 300 y 200 euros por ocupar el primer y segundo puesto en el caso de los microrrelatos. Saldrán de estos 15 finalistas seleccionados que puedes leer a continuación:
Alas de metal. Es la primera vez que desafío al viento. Un abismo nervioso late en mi pecho, pero sé que ha llegado la hora de cabalgar por mi cuenta a lomos de una amiga inmortal. Papá dice que estas ruedas son mi billete de libertad, y mi undécimo cumpleaños me ha traído la oportunidad de volar sobre el suelo con un lazo de terciopelo que suavizará todas mis caídas, incluso aquellas sin la bicicleta como protagonista. Agarro el manillar al igual que si se tratara de un timón de los dioses. Estoy subido en un ave metálica que puede llevarme a la cima del mundo, aunque necesito confiar en que las taquicardias no pesan más que mi valor. El riesgo a fallar me recorre la espalda cual víbora fantasmal, y aún no soy un marinero experto en el arte de las mareas, pero gradualmente seré mi propio capitán y diré adiós a los tambores del miedo. Coloco los pies en los pedales y beso el aire titánico que me impulsa con brazos protectores mientras el barco se mueve. Ahora lo único importante es que esta sirena de acero y yo somos un equipo porque nuestras alas se han desplegado.
Jacinto y Edelmira. Seguro que esta vez me eligen a mí¬. Estos tienen pinta de que les guste un chasis como el mío. Pero ¿qué hacéis?, ¿no habéis visto mi sistema de cambios y mi mecanismo antirrobo? Esa es mucho mayor, ¿es que no lo veis? – Jacinta, ¿ya estás otra vez enrabietada? ¿no te he dicho mil veces que los enfados gastan batería? Además, ¿qué va a ser mayor que tú, si llegasteis juntas? – Pues se conserva peor que yo, está corroída. – Pero ¿cómo va a estar corroída, si es de acero inoxidable? – A mí hay algo en ella que no me gusta y no sé que es. Creo que me mira raro. – ¿Y qué vas a hacer el primer día que te suelten del anclaje? – Voy a volar por las calles de esta hermosa ciudad. Llevaré a mi pasajero desde la Arganzuela hasta el parque del Retiro, pasando por el Palacio Real, la Plaza Mayor y la Puerta del sol. Volaremos tan ligeros como el viento. – Pues me parece que no es precisamente ligero el que se ha fijado en ti. – ¡Socorro, Edelmira, quieren matarme, no permitas que me lleven! – Jacinta, resignación.
Mosaico navideño. “Si se pone en rojo perderé el tren de y cuarto…”, “Menos mal que pedaleando se pasa el frío…”, “¡Me besó, ella me besó!”, “Para un cinco raspado me dará…”,”Qué suerte poder coger bici, imagínate tener que caminar con este frío”, “¡Qué pasada las luces de Navidad!!”, “Vamos a ver, tío, metro y medio de distancia, ¿vale?”, “Pobre yaya, lo importante es llegar pronto y acompañarla un ratito hasta que le traigan la cena”, “Nuestros niños ¿tendrían sus ojos?”, “Mejor que me quite esta sonrisa bobalicona que si no la peña…”, “Papás, ¡vamos a ser papás! ¿Estamos preparados?”, “Me habían dicho que Madrid era una pasada, pero se habían quedado…”, “Mañana, mañana se lo digo. Te quiero, y no quiero perderte”, “Por fin el gran día, ¿qué haré cuando ya no tenga que estudiar para la oposición?”, “Para el veinticuatro unas gambas y.,,”, , “… todo lo que quiero eres tú…. ¡Que alguien me diga cómo hago para sacarme la p… cancioncilla de la cabeza!” Cuando el último pasajero la deposita en su base, la bici se despereza y sin querer sacude la montaña de pensamientos del día acumulados sobre su manillar. Al amanecer, otros nuevos llegarán a abrigarla.
Enamorada. Siete de la mañana y aún no ha amanecido en Madrid. Llevo aquí toda la noche. Estoy helada de frío, pero verla llegar con su mochila al hombro y su inconfundible bufanda multicolor dándole varias vueltas al cuello, hace que me anime. “¡Qué me elija!” murmuro para mis adentros “¡qué me elija!” Ella duda, se quita los guantes y frota los dedos ateridos. Me mira y mira a mis compañeras evaluando cuál escoger. Cuando sus manos frías se apoyan en mi espalda mientras acerca la tarjeta a mi cuello me siento flotar. Arrancamos. Titubeantes al principio, decididas tras las primeras pedaleadas. Sé que me llevará a la estación de Cercanías donde me dejará para coger el tren hacia la Uni. Disfruto del peso de su cuerpo. Del tacto con que me guía atravesando las calles amodorradas. Cuando llegamos a la estación ya está amaneciendo. Me deposita con cuidado en mi base y, como acostumbra, se inclina hacia el oído de mi manillar y murmura “Gracias por el paseo, amiga”. Lo hace bajito, para que no la crean loca. Y yo, como buena bici enamorada, le guardo el secreto. Rogando al dios de los pedales que pronto volvamos a coincidir.
Cantando y pedaleando. Gracias a la bici que me ha dado tanto. Me encanta montarme y cuando lo hago Perfecto distingo, si subo o si bajo. Aunque en los Madriles, casi siempre es llano. Es muy agradecida en las cuestaaaaaas abajo. Gracias a la bici dejo el coche en casa estoy más en forma, tengo menos grasa cuando yo quiero, me bajo y la aparco me doy un paseo y cuando me canso me cojo otra bici y me voooooy pal barrio. Gracias a la bici, que me da alegría. Me ha dado salud y autonomía. Y una libertad que antes no tenía. Voy a todas partes, de noche y de día. Del Prado a Cibeles y de allí a Gran Vía.
Como montar en bici. Hoy nos han preguntado por el mejor día de nuestra vida. ¿Te puedes creer que no he sabido qué responder? Carmen ha elegido el nacimiento de su hijo; Marisa, el día de su boda, y el toledano, que se las trae, el de su divorcio. Todos muertos de la risa menos yo, que no era capaz de recordar ni un solo instante feliz. Me he subido a comer preocupada, no te vayas a creer. La terapeuta dice que recordar momentos felices es de lo más saludable. Parece que actúan como un antidepresivo natural y te protegen la memoria. Vamos, que no he pegado ojo en toda la siesta pensando en si estaré perdiendo la cabeza como los de la tercera planta. Al final, he puesto la tele y justo salía la noticia del aniversario de las bicicletas de alquiler, las famosas azules, y me ha venido todo de golpe. Papá leyéndote a Gloria Fuertes, tú aprendiendo a dibujar una bicicleta; las tardes pedaleando juntos por el paseo de las Delicias, el aroma a violetas… ¡Ay, cariño, pero no llores! ¿Yo? Yo no estoy triste, mi vida. Esto es la felicidad que se me acumula en los ojos.
Poesía en Movimiento entre Ruedas y Horizontes Madrileños. En el corazón de Madrid, donde bulle la vida entre el traqueteo de ruedas y el susurro del viento, se teje un poema urbano sobre dos ruedas. BiciMAD, danza de hierro y libertad, desliza sus pedales por las calles empedradas, guiada por el pulso de una ciudad que late al compás de sus ciclistas. Bajo el sol que acaricia la Gran Vía, las bicicletas serpentean entre edificios que cuentan historias antiguas, mientras el Manzanares murmura secretos a las ruedas que lo rozan. En el Retiro, los pétalos caen en reverencia ante la sinfonía de cadenas y campanas que anuncian la llegada de la primavera. En este lienzo de asfalto y cielo azul, BiciMAD es el pincel que traza estrofas de libertad sobre las avenidas madrileñas, fusionando el vaivén de sus pedales con la poesía eterna del paisaje urbano. Así, entre el bullicio y la brisa, la bicicleta y Madrid componen un poema en movimiento, una oda a la conexión entre la ciudad y sus ciclistas.
Cuento en verso. Con diez piñones por banda, Eléctrica bicicleta, Con Bicimad me recorro Desde Moncloa hasta Chueca. Y desde allí cojo el Metro, Haciendo transbordo en Ventas ¡Ya salgo a la superficie! ¡Ya cojo la de dos ruedas! Por Alcalá, subo y subo, Más la cuesta no me pesa; Subo en volandas al cielo Que hasta El Capricho me lleva. ¡Que fuentes, que plazoletas, Que parterres y casonas, Que palacio de los duques! Que bocadillo de anchoas! ¡Que cansado que me encuentro! Un autobús toca ahora. Cogiendo el Setenta y Cuatro, Un tour por Madrid apasiona, Pero me apeo en Velázquez Que allí quedé con mi novia. Y los dos camino presto, Velocípedo y amor, Con Bicimad arrivamos Hasta la Plaza Mayor; ¡Un lugar de maravilla, Calamares a gogó! Las esencia de mis Madriles ¡Dos cañitas, por favor! Ya, con la tarde vencida, Ponemos camino a casa, Y como vamos con chispa, El Metro nos acompaña. Cayó la noche en la Villa, Abrió sus alas la estrella, Duermen azules las bicis, Duermen mis sueños con ellas.
El mejor día de sus vidas. Nada más verse, el flechazo en sus motores fue instantáneo. Tras unos minutos de silencioso flirteo, ella rompió el hielo comentando lo ajetreado que había sido su día. Él, sintiéndose afortunado de que una belleza semejante le hablara, le dio la réplica contándole el suyo. Cuanto más hablaban más se gustaban, pese a lo distintos que eran. Ella prefería los viajes largos donde le daba tiempo a conocer un poco a su viajero. Soñaba con dar la vuelta completa al anillo ciclista de Madrid. Él, en cambio, prefería los trayectos cortos por la periferia, especialmente los de última hora de la tarde, cuando llevaba a la gente de regreso a sus casas desde el tren o el metro. Anhelaba ver atardecer desde el Templo de Debod. Tras una romántica noche, en la que hubo algún que otro roce de pedales, al amanecer intercambiaron sus códigos internos para seguir en contacto. Pero entonces, para su sorpresa, una joven pareja les desancló a la vez. No podían creerse su gran suerte cuando escucharon sus planes: dar una vuelta completa a la ciudad y ver el mejor atardecer de Madrid. Aquel día, sin duda, iba a ser el mejor de sus vidas.
El fiel Otelo. Acababa de dejar a Estela en el metro cuando me llamó mi padre. Cuando mi padre me llama a esas horas, serán las siete de la mañana, solo pueden significar dos cosas: o que tengo que ir rápidamente a su casa a hacerme cargo de Otelo o que tengo que ir más rápidamente a su casa a hacerme cargo de Otelo. Por su tono de voz, supe inmediatamente que se trataba de la segunda opción. Llegar a casa de mi padre no es cualquier tontería. No es que viva lejos, es que vive en un lugar recóndito. Si ese viaje se hace por primera vez, requiere un mí¬nimo de planificación, y, dependiendo de cuál sea el punto de origen, ese plan es más que probable que naufrague por varios puntos. Dentro de lo malo, desde donde me encontraba, en Ópera, no tendría por qué tardar más de una hora. Desanclé una bici de Bicimad y pedaleé como si no hubiera un mañana hasta Elí¬ptica. Allí¬ cogía el 121 y después el 60, hasta llegar al cementerio. Desde allí, andando, ya eran solo diez minutos hasta su tumba. Cuando llegó, Otelo, otra vez, guardaba cumplida custodia junto a ella.
Rondas de poesía. Sobre Ruedas Madrileñas En Madrid de sueños y brisas urbanas, BiciMAD pedalea, melodía temprana. Entre calles que danzan, de asfalto y de cielo, sus ruedas narran cuentos, versos en desvelo. Manzanares susurra, testigo en silencio, mientras la bicicleta traza su sendero lento. En la Gran Vía bulliciosa, entre risas y sol, BiciMAD es poesía, es un canto de farol. Retiro acoge secretos, entre hojas y viento, donde cada pedaleo es un verso en movimiento. Bajo cielos madrileños, de azules eternos, la bicicleta y la ciudad entrelazan sus inviernos. BiciMAD, en Madrid, va tejiendo historias, pintando con sus ruedas el lienzo de memorias.
Confía en mí. A pesar de que estoy continuamente cargando peso, me han pisado todos tipo de modelos de calzado y me han agarrado de todas las formas posibles, siempre sueno feliz cuando tocas mi timbre, y eso es porque adoro recorrer la ciudad contigo: colarme entre el flujo taponado de los coches como el agua entre las rocas, trazar soberanamente los carriles bici entre los parques y plazas, rebasar viandantes con elegancia y alegría. Confía en mí, te apoyo en todas las cuestas y te impulso en todas las bajadas; he recorrido Madrid de arriba abajo: desde la calma verde de Alameda de Osuna hasta el juvenil barullo de Moncloa. Desde la amplitud moderna de las Tablas hasta la hogareña Villaverde. Veo a la ciudad acostarse y despertarse todos los días, a los basureros trabajando por las noches, a los panaderos madrugando envueltos en un aroma dulce y caliente, a media tarde, a las oleadas de perros que los dueños bajan para que disfruten y se desfoguen. Confía en mí, juntos formaremos un nuevo modelo de ciudad, uno ecológico, equitativo y justo, uno sano, uno que permita a las generaciones futuras y las presentes, disfrutar, divertirse, aprender y crear.
Los senderos azules de Madrid. En Madrid, las bicicletas se deslizaban como destellos azules. Pedro, estudiante, elegía BiciMAD para explorar la ciudad. Cada pedaleo lo sumergía en un mundo distinto, entre callejones estrechos y avenidas bulliciosas. La bicicleta se volvía su compañera fiel al adentrarse en el Madrid oculto, descubriendo grafitis coloridos en Lavapiés o el atardecer desde el Templo de Debod. Madrid tomaba nueva dimensión desde la perspectiva de dos ruedas. Una lluvia sorprendía a Pedro en Cibeles. Bajo el pórtico, los colores de la ciudad intensificaban con las gotas, resaltando el alma de Madrid. Las bicicletas azules simbolizaban su libertad, llevándolo a rincones escondidos y explorando la ciudad a su ritmo. Cada pedaleo era aventura y las bicicletas, azules y distintivas, abrían puertas a un Madrid idílico.”
De todo lo que me deslumbra. De todo lo que me deslumbra mientras pedaleo -los faros de los coches, la iluminación navideña, los escaparates recargados-, prefiero las farolas de mi barrio. Son amarillas y espaciadas. Más viejas que antiguas. Crean tramos en penumbra, y ocultan con amabilidad los demás signos de que, aquí, lo bello no es prioridad. Hay 9 paradas de metro desde Sol. Son 15 minutos, menos de 5 canciones. En bici es diferente. La L de ciclista aun me queda grande. Verás: la calzada nunca me ha pertenecido. Por eso, respiro cuando, al fin, veo las farolas amarillas rodearme, y el alivio toma forma de vapor. En los últimos metros, juego a que es verano, y vuelvo a casa tras alguna gran aventura por el pueblo. Anclo la bici con un golpe seco, y le prometo de mentira robarla para ir hasta el arroyo en primavera. Camino hacia el portal bajo las farolas amarillas, y, cuando vuelvo a mirar, entre el resto de bicis de la estación ya no distingo la mía.
Safari. Guarden silencio, por favor. Estamos cerca de los dinosaurios, aunque no los vean lo sabemos por el ruido gutural característico de sus motores de combustión, como una tos gripada y violenta, por eso son tan peligrosos y por los tóxicos gases que exhalan, contaminando nuestro ecosistema con su respiración retrógrada y maloliente. Nadie se explica cómo sobreviven todavía pero el caso es que luchan con todas sus fuerzas contra su propio agotamiento definitivo. Ahora tengan cuidado al cruzar, pues muchos no respetan los pasos de cebra. Tras este anillo, llamado M30, veremos de lejos a los coches sin etiqueta, desautorizados para la circulación más céntrica… tranquilos, están en su reserva, si no les provocan no les harán nada estos paquidermos de la carretera. Solo atacan cuando van aborregados en sus atascos mañaneros o cuando les azuzan con discursos negacionistas. Y ahora, observamos de cerca a los velocípedos urbanos, las joyas de la corona, rápidos como guepardos y cien por cien sostenibles. Sí, pueden acariciarlos. Principales características: el motor que les mueve reside en sus piernas, siempre llegan puntuales a sus citas, no comen atascos, producen serotonina y van silbando la alegre tonada de los que han conquistado su libertad.
Fotografía
En el apartado de fotografía por Instagram, hemos recibido más de 40 propuestas maravillosas. Aquí puedes ver algunas de esas imágenes participantes, de las que saldrá el ganador en el apartado de fotografía con un premio de 200€.
Recordamos que además existe el premio a los más votados, tanto de microrrelatos como de fotografía, que se llevarán 100€ cada uno. A todos los ganadores se les comunicará personalmente y el 15 de marzo podrás ver la lista completa en nuestras redes sociales y web.
¡Gracias a todos por vuestra respuesta y participación y… mucha suerte!
Hola! Ya ha pasado el 15 de marzo y no se ha publicado la lista con los ganadores. Podrían publicarla por favor?
Buenas tardes, Elisenda:
tal y como recogen las bases del concurso, los ganadores han sido notificados en el plazo indicado. Tras la aceptación del premio por su parte, se procederá a la comunicación pública de los resultados.
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