La llegada de la tecnología a nuestros autobuses en 1996 con el Sistema de Ayuda a la Explotación (SAE) supuso un cambio notable en la forma de gestionar el servicio. El intercambio de información que ofrecía resultó trascendental para encargarse de una red que ponía en calle en aquella época casi 2000 autobuses.

El concurso para su implantación se convocó en abril de 1992 en base a un pliego de condiciones elaborado conjuntamente por técnicos del Consorcio de Transportes y de EMT, desarrollando los criterios y objetivos establecidos. Se buscaba un sistema que permitiese la localización de los autobuses en la red desde un Puesto Central de Explotación, en el cual se trataba la información y se remitían instrucciones a los vehículos para asegurar una adecuada regulación de las líneas.

El primer SAE de 1996, denominado elemental, basaba su localización en la pulsación de un botón por parte del conductor al llegar a cabeceras, ofreciendo así al puesto de control la información básica sobre localización y tiempos de realización de la línea. La intercomunicación entre ambos puestos, conductor y control, se realizaba mediante trunking analógico (radio).

En 1998 llegaría su evolución, el SAE integral. Con la misma base que el elemental, aportaba una mejor localización a base de numerosas balizas de infrarrojos distribuidas por la ciudad. Colocadas fundamentalmente en farolas y en algunas paradas muy concretas, al detectar la presencia del bus remitían su localización al Centro de Control. El seguimiento resultaba mucho más continuado y preciso, permitiendo poder ofrecer información de tiempos de espera en paradas o interiores del bus.

4 años más tarde, en 2002, llegaría el SAE integral NT que ya supuso un salto cualitativo en el control y el intercambio de información, con tecnología GPS y microprocesadores instalados en la mayoría de nuestra flota. Todo lo que aportó esta nueva modalidad os lo contaremos más adelante.

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